viernes, 29 de junio de 2018

Platón

Aristocles, más conocido como Platón, nació en el 428 a.C en una poderosa familia ateniense. Su apodo se debe a que su espalda era ancha, y es con este sobrenombre que él logró hacerse conocido hasta nuestros días. 
Tras el contacto que tuvo con Crátilo logró incorporar elementos de la doctrina de Heráclito a la propia, y es así como posteriormente comenzó a seguir a Sócrates. No sólo viajó por varios lugares sino que también escribió distintas obras a diferencia de su maestro Sócrates. 
Si bien en la Antigüedad, la realidad era entendida como un todo cósmico en el cual el hombre era un ser vivo más que habitaba en el planeta, fue reconocida la potencia intelectual que sólo éste posee. Este concepto de inteligencia establecido antropológicamente permite comprender al hombre como un ser diferente al animal y a todo tipo de otros seres vivos. 
En relación a sus primeros escritos, el lector puede observar con claridad la influencia de la filosofía socrática, ya que Sócrates es el protagonista que busca una definición universal. A este período que se lo denomina “juventud” pertenece su obra: “La apología de Sócrates” en la que Platón narra la condena que se le realiza a Sócrates por ser acusado de no creer en ningún dios y corromper a los jóvenes. Otra de las obras que también pertenece a este período es “Estifrón”, que muestra a Sócrates aguardando el juicio y meditando acerca de la naturaleza de la piedad. Por último en el “Citrón”, Sócrates ya condenado, rechaza la posibilidad de escapar y explica que está dispuesto a aceptar una sentencia para respetar las leyes. 
Asimismo, Platón consideró la muerte de su maestro como una injusticia y su ausencia física como una pérdida irreparable pero esto le sirvió para no rendirse y continuar por el camino de la Filosofía. De esta manera, Sócrates volvería a vivir en sus diálogos. 
En cuanto al segundo período de los escritos platónicos se ubican: “El Fedón”, “El Banquete”, y “La República”, entre otros. Dichos textos pertenecen a la madurez del filósofo en cuestión. Es en la primera de las obras mencionadas que se produce un diálogo llevado a cabo por Sócrates entorno a la inmortalidad del alma, mientras que en el banquete el tema central es el amor y su origen. Ahora bien, la obra la República, está dividida en libros y las temáticas que aborda en los mismos son relacionados a la justicia, el bien, el conocimiento, la política y retoma la importancia del alma. Tal es así que la ciudad expuesta por Platón está dividida en tres partes, haciendo una prolongación de dicha separación al alma. A su vez, Platón expande esta explicación de las partes del alma en un mito llamado: carro alado. Dicho relato se representa con un jinete que conduce un carro tirado por dos caballos uno blanco y otro negro, al ser conducidos pueden ser dóciles o rebeldes. El caballo blanco que posee una gran sabiduría y reserva, amigo de la opinión recta, se deja conducir. Mientras que el caballo negro se lleva bien con la desmesura y la jactancia, comportándose de manera agresiva hacia lo que lo atrae, arrastrando consigo al cochero y al caballo blanco. Finalmente el cochero representa aquello que en el alma es inmortal, aborrece el mal y es atraído rápidamente por lo que es eterno. Este trata de controlar a los dos caballos, que no se vayan para el lado que ellos deseen sino que sea el jinete quien los domine. 
En este mismo período de madurez es cuando Platón expone la teoría de los dos mundos. Más allá de lo que vemos visiblemente en el mundo, hay un mundo invisible, más real y que permanece. Formándose así por su parte, el concepto de idea pura (universal, verdadera y más real que las cosas), idea en sí, que proviene de este mundo mencionado, en el cual se encuentran las almas eternas. Ellas pasan por un río denominado el leteo, que produce en las almas el olvido, para que puedan ingresar a los cuerpos. Éste a la vez se vuelve una cárcel para el alma, porque para Platón el cuerpo es algo que perece, y además arrastra a todo tipo de placeres en exceso que hacen que el alma se corrompa. Por otra parte, el mundo de las cosas sensibles que son percibidas por los sentidos, argumenta Platón que son copia de las ideas. De esta manera, se está en presencia de un conocimiento pobre sin trascendencia ya que el filósofo argumenta que el cuerpo, que sólo pertenece al mundo sensible, conoce cosas sensibles y arrastra al alma hacia los vicios. En efecto es esta última la que debe intentar controlar al cuerpo para poder llegar a su perfección pudiendo volver a donde pertenece que es el mundo inteligible. 
Es en el mundo de las ideas donde también se albergan las ideas morales y políticas a las que deben adecuarse tanto la conducta individual como la organización de la sociedad. Es por esto que una de las formas que utilizó Platón para mostrar la sociedad de ese momento fue a través del relato “La alegoría de la caverna”. Dicha obra específica que había personas encadenadas de pies y de manos dentro de una cueva obligados a mirar hacia la pared. Lo único que veían eran las sombras que proyectaban unos hombres que marchaban detrás de una pared llevando diferentes imágenes para que fueran proyectadas mediante el fuego que se encontraba en el interior de la caverna. De esta manera, los prisioneros no conocían otra cosa más que la oscuridad y las sombras proyectadas, hasta que un día uno de ellos se anima a romper sus cadenas y voltear su mirada, entrando en un estado de completo desconcierto ya que se encontraba acostumbrado a apreciar dichas figuras. Por lo tanto, uno de los prisioneros que se animo a mirar más allá de las sombras, de a poco comienza a caminar por la caverna llegando a la salida en donde pudo observar las distintas maravillas que contenía el mundo exterior quedando maravillado con el Sol, que se presenta como el Bien Supremo y causa de todas las cosas. Dicho prisionero decide volver a la caverna a comentarle a sus compañeros que había descubierto que vivían en la mentira, en un mundo de meras copias, y que estaban siendo privados de la Idea de Bien, el Sol. Ellos sintieron tal temor de descubrir lo que había más allá de la caverna que decidieron acabar con él. 
Por ende, es el miedo que sintieron los prisioneros de conocer algo nuevo lo que demuestra que a veces nos distraemos con cosas insignificantes, quedándonos en nuestra comodidad sin querer descubrir algo distinto. Quizás muchas veces nos aterra la novedad y creemos que este temor a los cambios es algo totalmente opuesto al progreso, ya que hay que animarse a recorrer nuevos caminos que implican desafíos. 


CONCLUSIÓN:
Queremos informar al lector que nuestra tarea como filósofos, es mostrarles a las personas el valor que tiene la filosofía para la vida, ya que es la madre de todas las ciencias. En efecto esta misión es educativa ya que va a llevar su tiempo, pero lo bueno es que dicha disciplina tiende a expandir no sólo la visión que tenemos acerca del mundo sino también el pensamiento. Asimismo, consideramos que el camino para soltar la ignorancia que encadena al hombre es la educación, mediante la cual aprendemos que los conocimientos deben vivificar nuestro actuar, e incluso a desarrollarnos como personas. 
Es entonces la figura de Platón la que debemos tomar en este caso como un referente en relación a la tradición y respeto que conservó de su maestro, como también de su gran ingenio y su aporte de los dos mundos que puede ser fácilmente vinculado con el religión. 
A modo de conclusión, estamos de acuerdo con Platón, en que las ideas perfectas se encuentran en el mundo inteligible, también que recordamos algo que en realidad ya sabíamos, en el momento en que teóricamente lo aprendemos y que el cuerpo si es la cárcel del alma ya que la arrastra a hacer atrocidades y alejándola cada vez más de la verdad y la sabiduría. También como relata la vida de la humanidad en La Alegoría de la Caverna, que necesitan despertar y salir de su zona agradable y contemplar nuevos horizontes, a la vez como evoca de alguna manera a su gran maestro Sócrates quien murió injustamente y no pudo ser realmente escuchado y apreciado por todos. En lo único que disentimos con este filósofo es en la idea de que los filósofos –reyes compartan todo hasta sus propios hijos ya que en algún momento se fracturar dicha comunidad de la Polis, que él soñaba que se forme.  


Julieta Arredondo y Sol María Carisimo Catolino

No hay comentarios.:

Publicar un comentario