Hace unos años, cuando todavía iba al secundario, al entrar
a mi primera clase de filosofía no sabía que esperar. Apenas si tenía noción de
quien fueron Platón y Aristóteles, y ni siquiera conocía a Sócrates, por
ejemplo. A medida que pasaba el tiempo y las clases, las cosas que me
explicaban en esta materia me sorprendían y atrapaban cada vez más, sin tener
claro si era la forma de explicar de mi profesor o si realmente me interesaba
lo que explicaba. Al terminar el secundario estaba en un gran dilema que quizás
muchos de ustedes tuvieron: ¿qué carrera elegir?. Al final me decidí por
Informática, y a las pocas clases ya identifiqué algo que había visto el año
anterior en filosofía: la lógica. Toda la informática, básicamente, se basa en
la lógica. Por cuestiones familiares, tuve que mudarme a nuestro país vecino
Uruguay y no seguí la carrera. Al empezar el siguiente año, tuve otra vez aquel
dilema. Supe salir de él eligiendo cursar Bellas Artes, y como si me
persiguiera, de nuevo veía cosas relacionadas a la filosofía que me enseñaron
el la secundaria: miradas filosóficas de distintas épocas sobre el arte. Al
terminar el año y hacer un balance, me decidí; me dispuse a estudiar el
profesorado de Filosofía. Me comuniqué con mi antiguo profesor (formamos una
buena relación al terminar el colegio) y le comenté del asunto. Primero nos
pusimos al día, charlamos de diversos temas y después de un rato le comenté lo
que me había propuesto. Se puso muy feliz y me recomendó lugares para que vaya
considerando algunos a los que podría ir. Admito que esto quizás es más tirarme
de espaldas a una piscina que no sé si tiene agua o no, pero siempre sentí que
me llenaba influir positivamente en los demás, y siempre vi a la enseñanza como
una gran influencia positiva; y como comenté antes, la filosofía siempre me
atrapó, a pesar de los prejuicios de la sociedad, y hasta sentí que me daba
señales (¡no se rían!). Si me dejan darles un consejo; nunca es tarde para
hacer lo que a uno le gusta, nunca es tarde para buscar aquello que Aristóteles
definió como el fin último del hombre: la felicidad.
Agustín Ferreyra
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Hoy en día se cuestiona cada vez más la calidad de la
formación docente, y se critica ampliamente la decisión de ser profesor. Hay
quienes eligen esta carrera no por elección propia, sino por descarte, por el
decir "no me queda otra", y trabajan sin amor a lo que hacen.
Un simple motivo para ser profesor es, por vocación. El
tener la convicción de que podemos cambiar realidades y hacerlas más favorables
para quienes sale a la vida. Incluso es el saber que podemos dejar principios y
valores en alguien.
¿Será una buena elección? Ser profesor hoy, no es solo
enseñar, sino acompañar y motivar para cosas futuras.
Por estos motivos es que yo elegí esta carrera, para poder
dar mis conocimientos, escuchar nuevas ideas y acompañar a cada alumno como
alguna vez lo hicieron conmigo.
En un futuro, espero estar acompañando a muchos jóvenes,
enseñarles a ser siempre más y superarse día a día. Incentivarlos, diciéndoles
que nunca es tarde y que todos tenemos la capacidad para realizar cualquier
meta que nos propongamos.
Abigail Nuñez
1° año del Prof. de Psicología