miércoles, 1 de agosto de 2018

A 80 años de La náusea



Jean Paul Sartre escribe La náusea un año antes de la Segunda Guerra Mundial. Será entonces una versión novelada de su filosofía que según los dichos de Simone de Beauvoir en “La plenitud de la vida”, el autor “quería expresar bajo una forma literaria toda una serie de verdades y sentimientos metafísicos”. Se convertirá en la obra que transmite el núcleo básico del pensamiento de dicha época. Coloca en las palabras de Roquentín, el protagonista, una serie de planteos sobre la existencia, una historia de fracasos y de vida sin sentido. Dicho personaje concibe su propia vida como nauseabunda, algo irremediable que lo angustia y al mismo tiempo lo obsesiona. Desea escribir la crónica de un viajero llamado Monsieur Rollebon quien va a vivenciar una serie de circunstancias difíciles Solo el hecho de pensar en una vida oscura, inútil y dolorosa lo enferma. Una existencia vacía, sin rumbo, que proviene y vuelve a la nada. Se convertirá dicha obra en una meditación sobre la contingencia, lo que puede ser y no ser, algo que revuelve el estómago de cualquiera. J 2 Y finaliza esta obra con las siguientes palabras: “Y la gente leería esa novela y diría: la escribió Antoine Roquentin, era un individuo pelirrojo que se arrastraba por los cafés; y pensarían en mi vida como yo pienso en la de esa negra: como en algo precioso y semilegendario. Un libro. naturalmente, al principio sólo sería un trabajo aburrido y fatigoso; no me impediría existir ni sentir que existo. Pero llegaría un momento en que el libro estaría escrito, estaría detrás de mí y pienso que un poco de su claridad caería sobre mi pasado. Entonces quizá pudiera, a través de él, recordar mi vida sin repugnancia. Quizá un día, pensando precisamente en esta hora, en esta hora lúgubre en que espero, con la espalda agobiada, que llegue el momento de subir al tren, quizá sienta que el corazón me late más rápidamente, y me diga: fue aquel día, aquella hora cuando comenzó todo. Y llegaré —en el pasado, sólo en el pasado— a aceptarme.” La existencia es un cúmulo de fracasos, al igual que el intento fallido de escribir dicho libro, ya que es imposible escribir sobre otro si antes no se asume el pasado. Y cómo éste nada es, todo queda en la nada.


Colaboración de la Prof. Flabiana Rodera

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