jueves, 20 de septiembre de 2018

La última noche de Jack



 Máscaras cientos de máscaras miles de ellas son usadas eludiendo verdades. Verdades que nos destruyen, tantas máscaras usamos que nos olvidamos que escondemos. Nos hemos mentido tanto que mostramos esa máscara esa verdad que nos destruiría pero esa verdad es del primero que se enmascaró ya solo es una o cientos o quizá miles de estas máscaras. Ya no somos esa persona ya no tenemos algo que ocultar. La verdad ya ha dejado de ser… se aleja lentamente. Ella quiere ser libre de los límites que le he impuesto desde los tiempos de mi primera existencia autoconsciente. Yo quiero dejar de ser preso de su realidad. Uno espera que finalizar una falsa espera que anhela volver a empezar. Los números no detienen su avanzar y cuando deciden acostarse a descansar la finitud logran alcanzar.
  Solo queremos gritar pero nuestras cuerdas vocales gastadas están. Soñando tanto teniendo nada, creyendo ver hadas y  pero en la realidad no vemos nada.
  Escribo letras en la oscuridad  y esas es la tinta. Recordando mi mayor vicio la soledad de la cual ya no puedo escapar o no quiero escapar, quién es el vicio en realidad seré yo o será la soledad. Mientras que uno crea mundos y dimensiones para escapar, solo anhela no estar solo en la soledad y por fin dejarla descansar. Ver la corrupción de toda mi creación  es un único sonido como acción que mata al silencio sin pedir perdón lo hace por capricho pero calla por amor.
  El ruido se ha vuelto la música de fondo de nuestras vidas, el silencio es un cuento de terror de un pasado que nos asusta porque en esta historia es el pasado que ya no es, el futuro que no se ve porque está en silencio, está otra vez. Estas son palabras de un ser o quizá de un ente, quizás de un sujeto, quizás de un sintiente que no quiere ver. ¿Que no quiere ver? ambos nos preguntamos lo mismo ¿nos preguntamos lo mismo? ¿Usted? y… ¿yo?
  Ecos de una explosión en silencio, deudas de hombres y de mujeres que no se hacen cargo, juegan a ser grandes pero actúan como niños. Solo malos días que suceden unos a otros y así hasta que empiezan a aceptar y el mal es bien y del bien se olvidan.
  Lanzo mis últimos maullidos a la luna diciendo se me ha acabado la inspiración, la inspiración de un mal día, de una mala noche, de un mal sueño y de un mal despertar. Que solo anhela descansar para pensar y para callar.
  Me despido amada luna maullando, te cuento que la máscara que me hizo decir estos se calló y en mil fragmentos se partió, mi pensar me liberó y eso la destruyó.
  Unas nubes tapan la luna y….

  ... la máscara que creí que se destruyó, sola se restauró. Se despojó de lo humano, se despojó de lo racional, se despojó de lo animal.  Vaya uno a saber en qué se convertirá. Miro al cielo nocturno busco la luna y no la encuentro. Temo porque la máscara me llama y sin ti, luna, no tengo fuerzas para resistir. Por favor aparece ahora o ya no sabré que será de mí...

“historia” pensada y escrita esperando un 562 que nunca llegó.


Alex Pravdica

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