viernes, 7 de septiembre de 2018

Fides et Ratio

“La fe y la Razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”. 

Con ésta maravillosa frase del papa san Juan Pablo II comienza la encíclica “Fides et Ratio”, para expresar con ella el espíritu que lo motiva a escribirla. Si bien se dirige particularmente a los obispos de la Iglesia Católica, no significa que todos los hombres y mujeres de buena voluntad y abiertos a la verdad puedan conocerla. 

Cuando el lector va siguiendo los temas que se presentan, percibe en el interior de la obra una metodología propedéutica, que consiste en comenzar no por un tema propiamente teológico sino más bien filosófico-antropológico: “Conócete a ti mismo”. 

Esto se debe a la coherencia de pensamiento que busca plasmar el papa en su Encíclica, para ir en consonancia con la vida de la Iglesia, la cual cuando quiso comenzar a desarrollar una teología propiamente dicha, tuvo que valerse de la especulación filosófica para dar razones de su fe[1]

Lo novedoso de este escrito es que no gira en torno a problemas netamente teológicos sino más bien a temas o dificultades que le afectan de cerca, tales como: separación entre fe y razón, relativismo y nihilismo. 

A la hora de fundamentar el vínculo entre fe y razón, nos va presentando grandes ejemplos significativos que se han dado en la historia, comenzando por el diálogo que tuvo el apóstol san Pablo con algunos filósofos epicúreos y estoicos en Atenas[2]. También resalta la genialidad que tuvieron los santos Padres de la Iglesia, cuando buscaron dar un fundamento racional a las verdades de la fe cristiana, dando lugar así a lo que conocemos como la Teología, con su objeto y método de investigación propios. 

Si bien el papa hace una gran distinción de dignidad entre la fe[3] y la razón, valora y exalta la importancia que tiene para el hombre el esfuerzo de su actividad especulativa, y para ello destaca el lugar preeminente de la Filosofía como ayuda indispensable para profundizar la inteligencia de la fe y comunicar la verdad del Evangelio a cuantos aún no la conocen[4]

No cabe duda que quien se acerque a la Encíclica perciba otros temas importantes que merecen ser resaltados, como es el caso de varios autores eminentes. Como por ejemplo: san Agustín de Hipona y santo Tomás de Aquino. Pero lo dejo para el interés de quien desea comprenderla. 

Por último, no quisiera pasar por alto la exhortación que hace el papa hacia toda la Iglesia en lo que atañe al servicio de la humanidad, particularmente en su compromiso con la verdad. Sus palabras realmente son profundas y reveladoras, ya que a éste carisma lo define “la diaconía de la verdad”[5]. Y esto marca no sólo el camino sino también la actitud[6] de la Iglesia ante la verdad y sus semejantes. 

[1] Cfr. Fides et ratio, IV nº 39 
[2] Hch 17, 18. 
[3] Cfr. Fides et Ratio, IV nº 38. 
[4] Cfr. Ibíd. Introd. Nº 5 
[5] Cfr. Ibíd. Introd. Nº 2. 
[6] Virtud de la humildad.

 Diác. Prof. Raúl Díaz

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