Marcas mi andar desde que nací, estás en cada momento mostrando lo que resta y no entiendo cómo esto me pudo pasar a mí... Tal vez esté confundida o quizás no pueda encontrar consuelo en ninguna parte porque vos, inexorable tirano aún continúas.
Estamos en constante apuro, ¿Para qué?, sí en definitiva cuando el hilo se corte, ya no habrá más que lo que fue. Anoche, te juro que intenté frenarte pero no pude, y aquel día, aquel maldito día pensé sumergirme en vos para desaparecer.
Te transformaste en el eje de la vida de cada uno de nosotros, como medidor de lo relativo, tan perfecto e incuestionable. Nadie puede escapar de tu manto transparente, y mucho menos intentar contradecirte.
Es tu poder el que nos hace pensar en retroceder una y otra vez. Muchas veces sos el causante de las penas y de que preguntemos qué pasaría sí pudiéramos volver atrás. Pero tu omnipotencia radica en las limitaciones del hombre que jamás podrá controlarte.
Haces que nos cuestionemos cada paso que damos, y que pensemos en lo que fue o en lo que vendrá. Sos ese factor que atrapa y condena a toda la humanidad marcando el pulso que resta de vida.
Julieta Arredondo
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