domingo, 12 de noviembre de 2017

Sócrates: El filósofo de la palabra y la humildad


Empezaremos hablando de este gran filósofo y para eso es necesario que nos remontemos al año 470 A. C. en pleno apogeo político y cultural de Atenas; allí nace Sócrates, quien fue educado por Arquelao, el cual lo introdujo a las reflexiones sobre la moral.
Un día un amigo suyo, concurrió al oráculo de Delfos y cuando preguntó allí quién era el hombre más sabio, se le respondió que aquél era Sócrates. Tal hecho fue decisivo para la toma de conciencia de la misión del ateniense. Tras esto el filósofo se propuso interrogar a todos aquellos que se proclamaban sabios para confrontar así la afirmación del Dios. De esta manera indagaba a los demás pero al mismo tiempo se examinaba a sí mismo. En consecuencia implementaba su propio método: la mayéutica , que provoca a la inteligencia para que realice los movimientos necesarios que le permitan dar a luz a la verdad que lleva dentro de ella. Debido a esto él empieza a caminar por las calles de Atenas, hablando con distintas personas, realizando preguntas hasta llegar a un punto en el que el interlocutor caía en una crisis al darse cuenta de que no tenía todas las respuestas y que las opiniones que tenia por verdaderas eran en realidad falsas. 
En este punto Sócrates también quería rescatar la humildad del otro, que reconozca que no poseía todo el conocimiento, y de esta forma lograr hacerlos pensar por su cuenta; no dando la respuesta sino que por sí mismo la encuentre en su interior. Como decía Jenofonte realizar una introspección y de esta manera poder encontrar la verdad -conociéndose a sí mismo-, ya que todo hombre guarda en su interior la verdad. Solo hay que ayudarlo a que la pueda dar la luz . Esto no es otra cosa que la idea básica de la educación: la tarea del maestro consiste en ayudar al alumno a gestar la verdad, a poder descubrirla por su propia cuenta. 
Es valorable que el filósofo ateniense haya dedicado su vida a la filosofía y al enseñar apareciendo ya en su personaje el rol de maestro como orientador de quien necesita descubrir por sí mismo, y no como dueño del saber ante un estudiante pasivo. Tal vez su gran humildad sea uno de los elementos más destacados en Sócrates: aún teniendo un gran conocimiento el pensador ateniense afirma no saber nada porque se reconoce como un ser limitado en busca de la sabiduría. En una época donde muchos creían saberlo todo, él proclama su propia ignorancia. 
Además Sócrates representa un singular ejemplo de unidad entre teoría y conducta, entre pensamiento y acción. ¡Cuánta gente debería aprender de él! 
El filósofo fue maestro de Platón, en quien ejerció una fuerte influencia. Ha sido tan así que éste continúo su teoría, la “puso en papel” y la maduró para beneficio de la posteridad, puesto que Sócrates nunca escribió nada, siendo fiel a la oralidad y al provecho del diálogo. Sócrates es el protagonista de muchos de los diálogos platónicos, y por lo general, es su personaje quien expone las teorías centrales de aquellos escritos. Uno de los diálogos en el que Platón le dio vida a Sócrates fue Fedón. En este diálogo se relatan las horas previas a su sentencia de muerte, acusado por corromper a la juventud y proclamar la existencia de nuevos dioses en su Polis. 
Maestro y discípulo combatieron el relativismo y el subjetivismo y pudieron distinguir que, una cosa son las opiniones, y otra la verdad, absoluta y universal, teoría que cobra forma definitiva en el mundo de las ideas platónicas. 
Me resulta apropiado concluir aquí mi escrito con una frase que habría dicho Sócrates según su alumno Platón: “La educación es el encendido de una llama, no el llenado de un recipiente” Sobre todo nosotros, que estamos inmersos en el ámbito de la enseñanza, reflexionemos acerca de esta sentencia y conozcámonos a nosotros mismos…

Sol María Catolino Carisimo

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