martes, 12 de junio de 2018

La importancia del Terror y lo desconocido en la literatura.


El miedo es una de las emociones más antiguas y poderosas de la humanidad, y el miedo más antiguo y poderoso es el temor a lo desconocido. Muy pocos psicólogos lo niegan y el hecho de admitir esa realidad confirma para siempre a los cuentos sobrenaturales como una de las formas genuinas y dignas de la literatura. Contra ellos se disparan todos los dardos de un sofisticado materialismo, que con tanta frecuencia se aferra a las emociones de la experiencia, a los sucesos exteriores y a un idealismo tan ingenuo como insípido que se opone a las motivaciones estéticas, abogando por una literatura puramente didáctica, capaz de ilustrar al lector y "elevarlo" hacia un nivel adecuado de afectado optimismo. No obstante, pese al rechazo o a la indiferencia, los cuentos fantásticos sobrevivieron, se desarrollaron y alcanzaron su plenitud, al amparo de su origen en un principio básico tan profundo como elemental, cuyo hechizo (aunque no siempre universal) es irresistible para los espíritus verdaderamente sensibles. 


El alcance de lo espectral y lo oculto es por lo general bastante limitado, pues exige por parte del lector cierto grado de imaginación y una considerable capacidad de evasión de la vida cotidiana. Y son relativamente pocos los seres humanos que pueden liberarse lo suficiente de las cadenas de la rutina diaria como para corresponder a las intimaciones del más allá. Las narraciones que trafican con los sentimientos y acontecimientos comunes o con las deformaciones sentimentales y triviales de tales hechos, siempre ocuparán el primer puesto en el gusto de la mayoría: esto tal vez sea lo justo pues esas circunstancias cotidianas conforman casi la totalidad de la experiencia humana. Las angustias y el peligro de muerte se graban con mayor fuerza en nuestros recuerdos que los momentos placenteros; del mismo modo los aspectos tenebrosos y maléficos del misterio cósmico ejercen una fascinación más poderosa sobre nuestros sentimientos que los aspectos beneficiosos. Estos últimos han sido acogidos y formalizados por los rituales religiosos convencionales, mientras que los primeros han alimentado al folklore popular. Esta fascinación se agudiza asimismo por el hecho de que la incertidumbre y el peligro unidos a cualquier vislumbre de lo desconocido, conforman un universo de amenazas espirituales de índole maléfica. Y si a esa sensación de temor numinoso se le agrega la irresistible atracción por lo maravilloso, entonces nace un complejo sistema de agudas emociones y de excitación imaginativa cuya vitalidad, ha de perdurar tanto como la propia raza humana. Los niños siempre sentirán miedo a la oscuridad, y el adulto, a merced de los impulsos hereditarios, siempre se estremece al pensar en los mundos insondables preñados de vida extraña, que habitan loa espacios interplanetarios, o en las dimensiones impías que rodean a nuestra tierra vislumbradas sólo en momentos de locura. 

Es este terror el mismo terror que se quería representar en los mitos y narraciones fabulosas de los griegos, mitos sobre poder, gloria y amistad sobre los cuales siempre pendía el terror al destino, esa marca que llevaban tanto los mortales como los inmortales, una marca de la cual no se podían desprender, este destino casi siempre fatídico generaba un terror por el hecho de ser desconocido tanto para el personaje como para el lector. A partir de tales conceptos, no cabe asombrarse de la existencia de una literatura relacionada al terror y lo sobrenatural, al ser una forma literaria tan íntimamente relacionadas a las emociones primitivas, el evento de terror es tan antiguo como el pensamiento y el habla humanos. 

La abundancia de historia de terror que se han visto en los cines de la ultima década solo responde a este antiguo y siempre presente miedo a lo desconocido, ese miedo se explota siempre con fines mercantiles en vez de intentar hacer reflexionar al lector o espectador sobre una verdad omnipresente e imperecedera que acompañaba a los relatos míticos y trágicos de la antigua Grecia. Son estas verdades universales que intenta rescatar autores del pasado como Shakespeare, autores más cercanos como Howard Phillips Lovecraft o J. R. R. Tolkien y autores contemporáneas como George Martis (autor de la famosa saga "Canción de hilo y fuego" , de la cual se creó la no tan buena serie de televisión "Juego de Tronos"). Estos autores han tenido una influencia notoria en todas las creaciones artísticas del siglo pasado y del presente. Tanto ha sido así que su influencia se puede rastrear hasta películas, libros e inclusive en los videojuegos, campo que se aleja de la literatura pero no de la narración de historias con verdades inmutables. 

Los cuentos de Lovecraft como "El Sabueso" son la representación del miedo que consume a un individuo. También cuentos cortos como "El Cuervo" o "El gato negro" de Edgar Allan Poe se lee el mismo terror y hasta en la Biblia se puede leer: 

"Pon temor en ellas, oh SEÑOR; aprendan las naciones que no son sino hombres". Salmos 9:20 

"Mi carne se estremece por temor a ti, y de tus juicios tengo miedo." Salmos 119:120 

Cabe preguntar ¿a qué se debe tal éxito en el campo literario? Primero se debe la genialidad típica de un gran escrito que sabe cómo contar una historia y atrapar a su lector de inicio a fin. Y en segundo lugar a la utilización de cosas que habitan dentro de cada persona: sentimientos, deseos y verdades, por ejemplo. Todos, hallamos leído a Shakespeare o no, hallamos leído a Lovecraft o no, sabemos que el poder corrompe, que la ambición no reconoce entre amigos o enemigos y siempre sabremos que en lo más oscuro de la noche hasta el mas escéptico entre nosotros tiene miedo de estar en su casa solo. 


Marco S.


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